sábado, 12 de diciembre de 2015

Los hombres pierden el paraíso

El hombre y la mujer vivían en el jardín que Dios les había confiado. Tenían más que sobra para comer. Vivían en paz con los animales. Eran felices, porque Dios era su amigo. Todo era bueno. Pero un día, la serpiente le dijo a la mujer:  ¿ De veras os prohibió  Dios comer la frutas de los árboles ? La mujer respondió: ¡  Que va ! nos deja comer las frutas de todos los árboles del jardín. Solo de uno no nos deja comer. Está en medio del jardín. Si comemos sus frutas moriremos. ¡No, mujer, no,!, dijo la serpiente. No moriréis todo lo contrario. Se abrirán vuestros ojos. Sabéis  lo que es bueno y lo que es malo Exactamente lo que Dios.

La mujer miró, y le parecieron muy ricas las frutas de aquel árbol. Ademas, si las comían, sabrían muchas cosas. Tomo una fruta y comió. y se la dio a su marido para que también comiera. Entonces se les abrieron los ojos. Se dieron cuenta que estaban desnudos y se hicieron taparrabos con hojas de higuera. Al atardecer oyeron los pasos de Dios en el jardín. Se escondieron. Dios llamo al hombre:  ¿Donde estás?  Adán contestó: 
Oí tus pasos. Tuve miedo y me escondí, porque estoy desnudo. Dios le pregunto: ¿Cómo sabes que estás desnudo ? ¿Has comido del árbol del que yo te prohibí que comieras? Adán echo la culpa a su mujer: Ella me hizo comer. Y la mujer echo la culpa a la serpiente: Ésa me engañó.

Entonces dijo Dios a la serpiente: Te maldigo por lo que as echo. te arrastrarás sobre el vientre Y comerás polvo. La mujer será tu enemiga. Los hijos de la mujer serán enemigos de tus hijos. Les aplastaran la cabeza, y ello les morderán el talón.

Dijo dios a la mujer: Lo pasarás mal. Tendrás dolor al dar a luz a tus hijos. Dijo Dios al hombre:  Has quebrantado mi mandamiento. Verás que la tierra no es un paraíso. Hasta que te mueras, Tendrás que trabajar muy duro para que tu familia no padezca hambre. Luego volverás a la tierra de lo que te formé.
Adán puso a su mujer el nombre de Eva, que quiere decir: vida. Ella madre de todos los vivientes. Dios nuestro señor expulso al hombre del paraíso.
Un guardián con espada de fuego vigilaba la entrada para cerrar el camino del árbol de la vida (Gn3).

Figura 1: Los hombres pierden el paraíso Fuente: Internet


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