lunes, 21 de diciembre de 2015

David, el pastor de Belén

David, de Belén, fue el segundo rey de Israel y el más insigne  de todos. Confiaba en Dios y Dios estaba con él. Por eso, el pueblo de Dios no olvidará el nombre de David. En Israel se refieren muchas historias sobre David.

David era el hijo menor de Jesé. Estaba cuidando de las ovejas cuando llegó Samuel a ungirle  por rey. David era buen pastor: Conocía y amaba a sus ovejas, y no corría atemorizado cuando un León o un oso aparecía rugiendo. David era valiente. No tenía miedo a los enemigos de Dios y de su pueblo. Se cuenta de él que, siendo un muchacho, fue a ver a sus hermanos, que estaban en el campamento. Allí se enteró de que un grandullón forzudo, el gigante Goliat, se burlaba de los israelitas y de su Dios. Ningún israelita se atrevía a luchar  con Goliat. Pero David le dijo: Te vas a enterar de lo fuerte que es el  Dios de Israel. Pus una piedra en su honda, la hizo girar velozmente sobre su cabeza u la lanzó, alcanzando en medio de la frente al gigante Goliat, que cayó a tierra.
Los enemigos tuvieron miedo. Ya no quisieron luchar contra Israel. Salieron corriendo.

David sabía cantar canciones y tocar el arpa. En el libro de los salmos, que es el cantoral del pueblo de Dios, hay 150 cánticos como los que cantaba David.

Durante algún tiempo, David vivió con el rey Saúl. Cuando Saúl se ponía triste, David tocaba el arpa, Y entonces Saúl volvía a estar alegre. Como Dios estaba con Saúl, éste era capaz de vencer a sus enemigos. Por eso, Saúl le nombró jefe de su ejército. Pero, como David triunfaba y el pueblo lo aclamaba con entusiasmo, Saúl tuvo envidia. Quiso eliminar a David. Durante años, David, con un grupo de amigos, tuvo que ocultarse para escapar de Saúl.

Los filisteos volvieron a atacar a Israel, pero el ejército de Saúl no pudo contener el ataque, En la serranía de Gelboé murieron los tres hijos de Saúl. También Saúl resultó gravemente herido. Y se dio muerte a sí mismo dejándose caer sobre su propia espada (1Sm 16-31).


                                                            Figura 1:  David, el pastor de Belén Fuente: Internet

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