Adán y Eva tuvieron dos hijos: Caín y Abel. Abel era pastor de ovejas, y Caín agricultor. En los campos de Caín crecían mucho trigo. Caín ofreció a Dios, en agradecimiento, una porción de cosecha. Able le ofreció uno de sus corderos. A Dios le agradó el sacrificio de Abel. Pero no miró la ofrenda de Caín. Éste se disgustó mucho y quedó resentido. Dios le reprendió: ¿Por qué estas resentido?¿Por qué agachas la cabeza? Si obras bien, ¡levanta la vista! Si planeas cosas malas, el pecado te acecha. Quiere devorarte, pero tu puedes vencerlo.
Caín dijo a su hermano: Ven conmigo al campo. cuando estaban ya en el campo, Caín mató a su hermano Abel. Dios preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Caín respondió:? ¡no lo sé! ¿soy el guardian de mi hermano? Entonces le dijo Dios: ¿Qué has echo? la sangre de tu hermano grita desde el suelo. No serás ya labrador, porque el suelo ya no querrá ya producir fruto para ti. Has perdido tu hogar. Andarás errante de un lugar a otro, sin descanso.
Caín se quejó: Mi castigo es demasiado duro. Me echas de los campos y tendré que ocultarme de tu presencia. Me conviertes en vagabundo sin hogar cualquiera podrá matarme. Pero Dios puso una señal en la frente de Caín para que nadie se atreviera a matarlo. (Gn 4, 1-15).
Figura 1: Caín y Abel Fuente: Internet
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